Por Elsa Díaz Coria. Publicado originalmente en El Financiero.
La historia cuenta que el Presidente tiene un gran equipo de expertos en comunicación en redes sociales entrenados para responder a cualquier emergencia que se presente las 24 horas de día y dispuestos a trabajar proactivamente con una agenda probada de temas esenciales de la gestión gubernamental.
Por los últimos acontecimientos en las redes sociales del señor Peña, todo indica que sus asesores se esmeran en dar respuestas. Bastaron algunos comentarios sobre los calcetines invertidos del señor Presidente, para que su equipo de redes probara al mundo que los calcetines estaban bien puestos.
Por el proceso de la información, la respuesta no fue ni espontánea, ni producto de la improvisación. Se dieron a la tarea de hacer las tomas fotográficas necesarias de los calcetines ya convenientemente lavados, vuelta y frente para demostrar que el primer mandatario estaba siendo juzgado de forma equivocada.
Los internautas mexicanos han sido implacables con nuestro Presidente en las redes. Siguen cada paso que da y lo persiguen hasta encontrar algún defecto o error en su comportamiento. El terror para el equipo de asesores de presidencia debe ser diario que ingresan a Internet para toparse con un nuevo reto a responder, una nueva broma que atender, un nuevo juicio sumario que desmentir. Los excesos llegan al punto de observar hasta sus calcetines.
Pero, ¿era necesario que le presidente desmintiera el señalamiento que le hicieran por usar los calcetines al revés? Acaso no hubiera sido mejor ignorar el suceso, o bien aplicar un poco de sentido del humor antes de mandar las pruebas periciales sobre el diseño de sus calcetines.
Me los puse al revés porque salí corriendo, esa era una salida posible, hubiera sido una forma de decirle a la gente “me cacharon”, tienen toda razón. Pero no, parece que los estrategas de comunicación de presidencia tampoco pueden admitir que su Presidente pudiera equivocarse.
Hay que dejar que el presidente se ría un poco sí mismo, y darle el peso que requieren sus respuestas en las redes cuando realmente lo amerite.